La Adolescencia, un maravilloso momento de aprendizajes.
Si partimos de la base que la sexualidad es un aspecto inherente a nuestra humanidad, que involucra no sólo nuestra anatomía sino también nuestra identidad, así como la forma de relacionarnos con otros y otras, resulta más fácil comprender que nuestra sexualidad nos acompaña durante todo la vida y en todo momento y no sólo en el evento de tener relaciones sexuales.
Las personas no nacemos con la habilidad de desarrollar conductas eróticas o tener una actividad sexual. Más aún la riqueza de la actividad erotico-amatoria en los seres humanos se desarrolla conforme avanza nuestro desarrollo humano y de acuerdo a las oportunidades que la cultura en la cual vivimos nos provea, en términos de socialización.
Así en la medida que nuestro desarrollo general nos presenta determinadas tareas para convertirnos en personas adultas, así también cada etapa de vida nos desafía con ciertos aprendizajes para convertido en sujetos sexuales maduros.
Y si bien estas tareas definen un proceso particular de aprendizajes, llamado desarrollo psicosexual, con resultados esperados para cada etapa de vida, pueden darse diferencias entre una persona u otra.
El desarrollo de la sexualidad se relaciona con aprendizajes y cambios biológicos, sociales y psicológicos, que marcan cada etapa de vida con ciertas características específicas. Sin lugar a dudas, la adolescencia es uno de los momentos más cruciales, con valor propio, una etapa de la vida donde podemos explorar, reconocernos e identificar aquello que conformará nuestra particular forma de vivir la experiencia erótica así como los propios límites que la enmarcarán.
Hoy en día, existe acuerdo en considerar que la infancia y la adolescencia son edades claves donde poco a poco maduran las funciones que van a hacer posible la vida sexual adulta. Llamamos adolescentes a aquellos chicos y chicas entre 13 y 19 años.
Cuando se es adolescente el cuerpo adquiere un sentido particular, un cuerpo que aparece con nuevas formas y que provee de nuevas sensaciones. Es el momento donde el cuerpo adquiere significado especial, un cuerpo que puede ser fuente de placer y orgullo, que ya no se oculta como en la pubertad (10-12 años), sino que se exhibe. Pueden surgir dificultades cuando este cuerpo no se acomoda a los estándares establecidos, por ejemplo cuando se es pequeño, muy delgado o muy gordo, en el caso de los hombres, o cuando los senos son diminutos o muy grandes, hay mucho vello o se es muy gorda, en el caso de las mujeres.
El cuerpo adquiere también un papel fundamental en la conquista y en las oportunidades para relacionarse con otros y otras de forma más intima. Es un momento vital donde aparece la excitación sexual, a solas o con otro, y se comienza a reconocer los estímulos que la provocan. Es natural que en un primer momento estas sensaciones puedan provocar temor o angustia para luego ceder y dejar paso a la necesidad de conocerlas y manejarlas.
Así, en plena adolescencia se comienza a caminar por el extraño laberinto de la seducción, el erotismo y la atracción. Los grupos se abren, se dispersan. Hombres y mujeres se saben diferentes y con las diferencias surgen las primeras curiosidades: ¿si a mí me ocurre esto, qué le sucede al otro?. En esta etapa todo se observa, se buscan respuestas a una serie de preguntas que van emanando de las sensaciones experimentadas.
Durante la adolescencia, los deseos sexuales se manifiestan con intensidad y, una forma frecuente para algunos y algunas de descargar esa tensión erótica, es la práctica masturbatoria. La masturbación es una de las prácticas sexuales a las que se han adjudicado gran cantidad de mitos. Desde, afirmar que produce debilidad física, ocasionando reblandecimiento de los huesos, acné, etc., hasta que causa daño emocional y mental. No hay evidencia científica que apoye estos temores; en realidad la masturbación es una conducta inofensiva desde el punto de vista médico y psicológico.
La fantasía sexual es un elemento de suma importancia en la vida de todo ser humano, pero es particularmente útil en la adolescencia. En la fantasía podemos crear y recrear diversas situaciones o encuentros románticos, así como ensayar una y otra vez conductas de seducción, sin que se esté en la situación real.
El interés por descubrir la experiencia sexual, puede llevar también a buscar material gráfico y lectura erótica que entregue información. Una duda que inquieta en esta época es cómo se participa de la experiencia sexual, es decir, qué pasa y se siente en un encuentro sexual, así como qué le sucede al otro. Pueden surgir interrogantes sobre lo que es normal y anormal en el encuentro sexual. Cada una de estas preguntas e intereses tiene relación con una tarea del desarrollo clave en esta etapa de vida: saber cómo se tiene un encuentro sexual.
Así, ya sea a través de la fantasía como de la experiencia real con los primeros acercamientos sensuales, se va descubriendo qué estímulos provocan una reacción erótica.
En esta etapa, el tema de la iniciación sexual puede provocar temor, angustia o culpa. En este sentido, es aliviador reconocer que el deseo sexual es una cualidad humana que no sólo se satisface a través de una relación sexual, sino también con todos los acercamientos que se van teniendo con otro, por ejemplo, con un beso, un abrazo, una caricia. Del mismo modo, es importante reconocer qué cosas de las que se van sintiendo en el encuentro con otro son gratas y cuáles no lo son, de modo de descubrir los propios límites de la experiencia erótica. Para algunos bastarán besos y abrazos, otros se atreverán a recibir y entregar caricias íntimas, algunos se sentirán preparados para una relación sexual. Es importante decir que los pasos que se van dando, en términos sexuales, en la medida que son elegidos pueden resultar en una experiencia grata, como también pueden ser ingratos si no estamos preparados para vivirlos. Por otro lado, siempre existe la posibilidad de decir que no, cuando no se desee iniciar y/o continuar con un encuentro sexual.
El juego grupal cobra también importancia en esta etapa como forma de aprendizaje y descubrimiento. Conocidos son los juegos de los adolescentes varones donde miden sus penes o compiten por quién eyacula más lejos. En las mujeres, ejemplos de estos juegos puede ser el compararse desnudas, bailar apretado o darse besos con lengua. Esta conducta no se relaciona necesariamente con una orientación homosexual sino que representa una forma de explorar junto a una persona conocida y de confianza.
Por otra parte, es importante aclarar que durante esta etapa, algunos adolescentes hombres y mujeres, pueden también comenzar a sentir afecto y deseo sexual por personas de su mismo sexo, lo cual puede ser el inicio de un proceso complejo de aceptación futura como una persona con orientación homosexual.
Y si estamos hablando de iniciación sexual, es necesario hablar también de autocuidado. La responsabilidad sexual es parte de las habilidades que debiesen instalarse en el repertorio sexual de un adolescente, hombre y mujer. El autocuidado tiene que ver por un lado, con el conocimiento y acceso a medidas para evitar el embarazo no deseado así como el VIH/SIDA u otra infección de transmisión sexual, y por otro, con saber pedir ayuda cuando lo necesiten, cuando se sientan confundidos o inquietos frente a los acercamientos afectivos y sexuales que van experimentando, así como cuando se sientan presionados o no sepan que hacer frente a una decisión de tipo sexual.
En síntesis, es durante la adolescencia, donde se aprende o se debiese aprender las habilidades y conocimientos para relacionarse íntimamente con otras personas, pero también es el momento en el cual es común experimentar diferentes dilemas en torno a la vivencia sexual. En este sentido la posibilidad de tener información y una educación sexual con sentido, ayudará a generar la autoconfianza necesaria para ir tomando las propias decisiones en esta materia.