Como entender la felicidad en el sexo.

Qué es la Felicidad en el sexo? Durante décadas hemos sido protagonistas de los cambios acontecidos en los indicadores que las personas mencionan a la hora de relacionar sexo y felicidad. Si hace 50 décadas la felicidad sexual del hombre estaba en tener múltiples parejas y para las mujeres en servir a las necesidades de sus hombres, pasando luego por la importancia de la frecuencia o número de relaciones por semana, hoy la felicidad "sexual" parece estar relacionada a conceptos como bienestar, sensación de satisfacción y placer compartido.

En este contexto, quiero entonces tratar de operacionalizar cómo se traducen estos conceptos en la práctica erótico-amorosa:

El Sentirse deseado/a: sin lugar a dudas este es el primer factor de la lista de aquellas cualidades que nos hacen sentir felices en el encuentro sexual. Nada mejor que sentir que soy en foco erótico del otro y el alimento de sus fantasías!

La Fluidez: la habilidad para encontrarse, sincronizar la práctica sexual, jugar, reír, “hacer del encuentro un ir y venir de placer y disfrute”

La exclusividad: más que ligado a la fidelidad como valor moral, cobra mas sentido, para mi, relacionarlo a la importancia de sentirse único, exclusivo, donde el encuentro sexual tiene la particularidad de “tomar el color” de la pareja. En otras palabras es algo así como la declaración de “ solo contigo siento y me siento así”.

La lealtad: sinónimo de palabras como aliado, alianza… y relacionada con cualidades como la honestidad, probidad, honradez. “No hay nada mas grato que saber con quien me estoy metiendo a la cama”. Ser leal es ser honesto y transparente con lo que soy, en lo que estoy y cómo estoy. La lealtad se juega en el ámbito sexual, en la capacidad de mantener a mi pareja “informado” de lo que me está pasando, de lo que voy sintiendo y de lo que voy necesitando en el encuentro sexual.

El mutuo cuidado:

Un concepto que cobra no solo sentido desde el punto de vista Físico ( ITS, VIH, embarazo no deseado) sino también desde el punto de vista psicológico, esto es, tener la convicción que el otro no me dañará , que del encuentro no se derivará una mala experiencia o un menoscabo a mi persona. “Saber que me puedo entregar y vulnerar sin miedo, con plena confianza”